Críticas a los transgénicos por motivos socioeconómicos

Ahora que estamos en Halloween, vamos a hablar de una de esas recurrentes historias de terror para no dormir: los transgénicos, y cómo las multinacionales, en colaboración con los gobiernos y la Liga del Mal, conspiran para contaminarnos con genes y acabar con la biodiversidad del planeta.

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Dibujo de maíz transgénico, tal como lo ven los antitransgénicos.

En una anterior entrada del blog ya hice una introducción explicando la perspectiva científica de los transgénicos (enlace aquí). Esta vez abordaré directamente las críticas que algunos se empeñan en repetir una y otra vez, desmontando su falta de lógica.

Concretamente, voy a analizar en detalle el programa de radio de Carne Cruda (que podéis escuchar en este enlace) en el que hablaron de transgénicos el biotecnólogo J. M. Mulet, el ingeniero agrónomo José Ramón Olarieta, y la activista de Ecologistas en Acción Gabriela Vázquez (de quien se señala que se licenció en biotecnología). El programa ya tiene un tiempo, y aunque lo oí en su momento, me pareció que no hacía falta aclarar nada porque estaba claro quién había argumentado correctamente. Pero hace poco me han hecho ver que no, que hay gente que no se enteró bien de qué cosas eran ciertas y cuáles eran mentiras, así que hará falta repasarlo en detalle para aclararlo.

Empecemos pues, y por si queréis seguir los comentarios al programa mientras lo escucháis, lo iré comentando siguiendo el orden en el que se hacen las afirmaciones que comentaré.

¿Qué significa que hay que cuestionarlo todo? Y ¿se equivocó Einstein sobre la mecánica cuántica?

Pero antes de nada, el locutor menciona (y repite varias veces en el programa) a partir del minuto 2:39 el siguiente párrafo que he transcrito literalmente:

«Einstein es un buen ejemplo de ello. Sus descubrimientos pusieron en duda y ampliaron la física newtoniana aceptada hasta entonces. Él mismo rechazó la física cuántica, que hoy es el modelo más completo para explicar la realidad. Lo que demuestra que también los genios se equivocan, y que todo es cierto en ciencia hasta que una nueva evidencia lo contradice, transforma o mejora. Pero además, las teorías de Einstein pusieron sobre la pista que llevó a construir la mayor arma de destrucción masiva de la historia, la bomba atómica. La ciencia, como toda disciplina humana, debe regirse por la ética y la política.»

Tengo que decirle que se equivoca. Einstein nunca rechazó la mecánica cuántica, lo que cuestionó fue la interpretación de Copenhague, y es una cuestión de filosofía de la ciencia sobre el determinismo. Pero Einstein nunca dijo que las leyes de la mecánica cuántica estuviesen mal. Sobre este tema recomiendo leer esta publicación del blog Estudiar Física del físico Adrián Baños Couso.

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«Si yo me equivoco, no veas lo que se equivocan los locutores de radio.» – Albert Einstein (cita ficticia)

Aunque al margen de esa corrección, acepto lo que quería decir este locutor (que simplemente ha puesto un mal ejemplo desde su desconocimiento del tema), sobre que los genios también pueden equivocarse y que todo debe ser cuestionado. Pero en ciencia, todo debe ser cuestionado con criterio científico, que es precisamente lo que hace la ciencia. Lo que no vale es cuestionar evidencias científicas desde la ignorancia y el miedo, solo porque no cuadran con los prejuicios personales. Eso no se puede comparar con la autocrítica inteligente que hace la ciencia. La política es quien comete el error de usar mal los conocimientos científicos, pero la ciencia no es responsable de los malos usos, ni la solución es nunca evitar adquirir esos conocimientos. ¿Cómo sería el mundo hoy en día si se hubiese perseguido la teoría de la relatividad y prohibido su enseñanza para evitar posibles consecuencias? Las peores catástrofes de la historia no las ha causado ninguna bomba, sino la ignorancia humana, así que la solución nunca es prohibir el conocimiento, sino desarrollarlo y potenciarlo todo lo posible. La sociedad deberá hacer un buen uso del conocimiento, y si no lo hace, la culpa recaerá sobre esa sociedad, y nunca sobre la ciencia.

Abre el debate el ingeniero negacionista

En primer lugar, empieza José Ramón afirmando que los transgénicos buscan solucionar problemas que no existen, que tratan de inventar el problema solo para vender la solución. Será que no existen problemas como el cambio climático, la falta de alimentos para la cada vez mayor población humana (que sí, que los alimentos se pueden distribuir mejor, pero aun así más nos vale aumentar la producción si la humanidad sigue aumentando)… o problemas de salud, como la diabetes, que hoy en día se trata gracias a la insulina producida por microorganismos transgénicos (que producen insulina humana). ¿Acaso la diabetes es un problema inventado, señor José Ramón? Porque antes de la insulina producida con transgénicos los remedios «convencionales» (con insulina no humana) eran mucho más costosos, insuficientes, y generaban muchos problemas de rechazos.

Sobre lo que dice J.M. Mulet comentaré poco, ya que lo que explica está bien argumentado, y además debo señalar un detalle importante: fijaos en que Mulet es el único que cita estudios, referencias a filtraciones de WikiLeaks (cuando los demás hablan de filtraciones, Mulet es el único que especifica a cuál se refiere él), con datos que nos permiten buscar lo que dice y comprobarlo. Los demás se limitan a hacer afirmaciones, y excusarse en que no pueden aportar referencias. No pueden citar ningún caso que avale mucho de lo que afirman, y a veces cuando les preguntan que a qué se refieren esquivan el tema. Lo comentaré punto por punto.

Intervención de la activista de Ecologistas en Acción

Una de las primeras cosas que dice Gabriela Vázquez es que las organizaciones ecologistas no se oponen a la investigación con organismos genéticamente modificados (OGM), siempre que no se saquen del laboratorio. O sea que para usos industriales tal vez, pero no para agricultura. Como veremos, su discurso se basa en que los transgénicos no sirven para la agricultura, pero a la vez reconoce que se opone no ya al uso, sino también a la investigación con fines agrícolas. O sea que los transgénicos no son útiles en agricultura a día de hoy (según ella), pero tampoco deberíamos permitir a los científicos investigar en ello, no vaya a ser que consigan desarrollar OGM que sí sean útiles y Ecologistas en Acción quede mal.

Buscando un poco por la web podemos encontrar este debate por correo en el que también intervino ella, afirmando que invertir en investigar con OGM es muy caro y que mejor no gastar el dinero en eso. O sea que lo de que apoyan ciertas investigaciones de transgénicos suena a que lo dicen para quedar bien y no pillarse los dedos ante réplicas como la investigación con la insulina. También parece que Gabriela debió saltarse la clase en la que se aprende que la ciencia es una inversión de futuro que a la larga revierte en mayores beneficios para la sociedad. ¿Qué pasaría si no se hubiese invertido en la carrera espacial? Hoy en día puede que no tuviésemos la tecnología que se usa por ejemplo en muchos aparatos de los hospitales para hacer diagnósticos.

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Resonancia magnética, técnica que permite diagnosticar enfermedades, utilizando tecnología desarrollada por la NASA para las misiones espaciales Apolo.

La justificación que da Gabriela para no usar la biotecnología en la agricultura es que se manipulan mecanismos de los que conocemos muy poco. O sea, que conocemos poco, y la solución es no invertir en investigarlo. ¿Soy el único que no le encuentra la lógica a eso? Pues menos mal que estudió biotecnología, porque con esa actitud, la ciencia nunca habría avanzado, si en vez de intentar entender las incógnitas nos rindiésemos a cada dificultad. De todas formas, y admitiendo que por supuesto hay cosas que aún quedan por descubrir sobre el funcionamiento genético, es muy llamativo que en ese caso la alternativa que defienden los antitransgénicos es que se usen variedades convencionales, de las que prácticamente todas son fruto de manipulaciones genéticas (Txema Campillo lo explica muy bien en este enlace) ya sea históricas o incluso recientes, muchas de las cuales se realizaron no ya sin conocer parte del funcionamiento genético, sino directamente sin tener ni idea de que existían los genes, y mezclando especies y variedades «a lo loco» a ver qué salía. Ese es uno de los principales problemas de los antitransgénicos, que ven la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio. Cualquier incógnita en el conocimiento en ingeniería genética y cualquier desarrollo llevado a cabo es ínfimo comparado con la ignorancia y los desarrollos arriesgados que se llevaron a cabo en la agricultura desde hace milenios… hibridaciones de genomas completos, y seguimos aquí comiéndonos esos frutos del caos. Toma estudio a largo plazo de que la transferencia de genes no es la antesala del apocalipsis.

Otra frase de Gabriela es que las promesas que se han hecho (sobre transgénicos) han demostrado una y otra vez ser falsas. ¿Dónde estás esas demostraciones? Nadie lo sabe, pero oye, que si lo dice Ecologistas en Acción, la ciencia ya se puede ir callando. Es curioso esta contradicción entre negar que un transgénico funcione, pero luego criticar lo malo que es su funcionamiento. Si un transgénico se desarrolla para ser resistente a plagas, los antitransgénicos critican que libere toxinas contra la plaga (toxinas que provienen de otros organismos que también las liberan al medio para defenderse, y no parece que nadie reclame la exterminación de esos organismos), pero luego al mismo tiempo dicen que los transgénicos no funcionan. Si no funcionan cuando prometen resistir plagas, ¿dónde está luego el problema si fuese cierto que están fallando y no liberan esas toxinas?

Podríamos debatir científicamente si ese funcionamiento es bueno o malo (según para quién), si habría que mejorarlo… pero lo primero es que los antitransgénicos aclaren sus ideas y decidan si van a reconocer que funcionan o lo van a negar, no se puede afirmar una cosa y la opuesta según lo que convenga en cada momento de la discusión. Además, cuando el locutor del programa le pregunta que a qué promesas se refiere, ella evita responder «para incorporarse» a lo que comentaban los otros. Menos mal que todas las promesas se habían demostrado falsas, porque no ha podido mencionar ni una sola.

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Error 404. Las demostraciones de promesas falsas que busca no han sido encontradas.

Después, a cuento de la soja y el maíz transgénicos, Gabriela y José Ramón cuestionan que tengan relevancia para la alimentación humana porque se usan fundamentalmente para alimentar al ganado. No sé si se olvidan de lo que es una cadena trófica, y que si algo sirve para aumentar la alimentación del ganado indirectamente aumenta nuestros alimentos. Además, si tan malos son los transgénicos, algo le harán al ganado que nos pueda afectar, ¿o no? Me llama la atención que cuando les interesa dicen que no hay casi transgénicos que se usen para las personas, pero que luego digan que se ha demostrado que no funcionan. Si casi no se usan, habrá que empezar a usarlos para ver esos supuestos fracasos, ¿no? Es como si tuviésemos la vacuna contra el VIH, pero prohibiésemos usarla «por si acaso», y luego encima dijésemos que no ha demostrado salvar a nadie. Constantemente piden estudios y pruebas, pero al mismo tiempo quieren prohibir que se hagan. De hecho, grupos activistas como Ecologistas en Acción han destruído campos de experimentación con transgénicos. Curiosa forma de lograr evidencias sobre los efectos de los transgénicos, esa de sabotear las investigaciones. Pero luego los que no son fiables son los científicos, que estarán todos comprados por Monsanto. Y lo de la vida precaria de los científicos es para mantener la tapadera y parecer pobres, no vaya a ser que se desvele el pastel. Mulet ya les comenta en algún momento que sí hay estudios a largo plazo, de décadas, y no se han observado esos efectos nocivos, pero por supuesto los estudios solo valen si dicen lo que ellos quieren oír.

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Dramatización de lo que los transgénicos les hacen a los pequeños agricultores, según el testimonio de Ecologistas en Acción.

Pasamos a otro argumento, esta vez ya sí de lleno en cuestiones sociales y económicas. Gabriela nos alerta de que el uso de transgénicos provoca el desplazamiento de pequeños agricultores, por la implantación de grandes cultivos, cuya gestión no pueden permitirse los pequeños agricultores. Lo que no termino de pillar es qué tiene eso que ver con los transgénicos. ¿Acaso no existían grandes cultivos intensivos antes que los transgénicos? ¿Y acaso es imposible plantar OGM en cultivos pequeños, extensivos o tradicionales? La realidad es que nada de ese problema se debe en absoluto a que lo que se usen sean transgénicos o cualquier otra planta «convencional», pero bueno, ellos lo meten todo junto, a ver si cuela.

También nos comenta que el abuso de herbicidas genera presión selectiva, que lleva al desarrollo de resistencia a herbicidas en otras plantas. Esto obviamente se refiere al tipo de OGM diseñado con resistencia a herbicidas que permite usarlos para eliminar la competencia de otras plantas en cultivos. De acuerdo, sobre eso, habría que realizar estudios de impacto ambiental para valorar si es peor el remedio que la enfermedad (o no), teniendo en cuenta que de los herbicidas ya se hacía uso antes de los transgénicos. Pero ese es solo un tipo de OGM, los hay de muchos otros tipos, como por ejemplo aquellos diseñados para resistir a las plagas y reducir así el uso de plaguicidas. ¿Queremos reducir la liberación de productos tóxicos al medio? Pues hay OGM que también nos pueden ayudar a ello. Y si surge algún problema, lo razonable es investigar para hallar soluciones cada vez mejores, no tirarlo todo por la borda y volver a lo antiguo. Que como bien apunta Mulet, antaño eran frecuentes las hambrunas y otros problemas derivados de la agricultura. A ver si ahora nos vamos a creer que antes de los transgénicos todo funcionaba a la perfección. No tiene sentido que en pleno siglo XXI pretendamos vivir con una tecnología agrícola medieval. La falacia ad antiquitatem es una constante en el argumentario antitransgénicos.

A todas esas críticas que plantea Gabriela, Mulet responde brillantemente refutándolas; y termina mencionando lo de los ataques de Ecologistas en Acción a campos experimentales de OGM. Gabriela, en vez de enfrentarse a las refutaciones dadas por Mulet, solo responde a eso último, justificando ciertas destrucciones de experimentos porque «no cumplían la normativa».

La microbióloga que viene del futuro a decirnos que los transgénicos serán irreversibles

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Llegados al minuto 29:40, ponen una grabación de la microbióloga de suelos María del Carmen Jaizme-Vega, en la que ella dice que «están haciendo experimentos para demostrar su hipótesis de que suelos cultivados de forma repetitiva con transgénicos ven reducida su fertilidad de forma dramática, no siendo posible recuperar los cultivos tradicionales».

Antes de seguir, para quienes no conozcáis a esta microbióloga (como era mi caso), buscando en Google encontramos que es profesora del Máster en Agricultura Ecológica, de la Universidad de Barcelona. Este máster tiene en su programa cosas como «Medicina veterinaria: terapias alternativas» (podéis encontrarlo en este enlace). Una de las cosas que se recomiendan en ganadería ecológica es el uso de homeopatía, una magufada y completo timo, que además sí tiene peligros ambientales y para la salud humana (por el hecho de no tratar adecuadamente a los animales enfermos, permitiendo la propagación de las enfermedades). En fin, esto nos pone un poco en contexto del marco en el que trabaja esta investigadora. Si a los biotecnólogos se les acusa de estar interesados en sacar adelante sus proyectos con transgénicos, habrá que plantearse si estos investigadores de «agricultura ecológica» (que se opone a los transgénicos) y «terapias alternativas» (que son un timo) no son también una parte interesada en defender sus negocios. Ahí lo dejo.

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Página del máster, en el apartado de ganadería ecológica, donde se muestra el contenido pseudocientífico que enseñan.

Respecto a lo que dice esa mujer, está bien claro que habla de su hipótesis, es decir, una idea que tienen previa a haberlo comprobado. Están haciendo experimentos a ver si les sale lo que quieren o no; y que sean buenos experimentos dependerá de la metodología que usen, que sin conocerla no pondré en duda que al menos sea válida. Pero no deja de ser paradójico que en este programa de radio empiecen diciendo que en ciencia hay que cuestionarlo todo, y que los estudios publicados y considerados sólidos podrían dejar de serlo, pero luego nos ponen un audio de una persona que tiene una mera idea y está mirando a ver si se cumple o no, y lo dejan ahí, como si fuese un buen argumento. O sea que los estudios (cuando apoyan los transgénicos) hay que cuestionarlos, pero una mera hipótesis que pretende criticarlos es un buen argumento. Menudo sesgo de confirmación.

Pero ejemplifica muy bien el concepto de ciencia que tienen los antitransgénicos: los estudios que afirman cosas que no les gustan deben ser cuestionados y hasta son sospechosos de estar manipulados por sobornos de Monsanto; pero cualquier hipótesis que parezca apoyar sus ideas ya es algo sólido a lo que aferrarse. ¿Es que eso no debe ser cuestionado también? Debe cuestionarse incluso más, cuando ni siquiera se ha demostrado aún experimentalmente. Lo primero que aprende uno cuando se dedica a la investigación es que los resultados de los experimentos muchas veces nos enseñan cosas muy diferentes a lo que esperábamos. Además, ya solo con lo que dijo esa mujer, Mulet respondió muy bien que si uno estudia el efecto de cultivos de forma repetitiva, la pérdida de fertilidad puede darse por ese abuso agrícola del suelo, más que por el hecho de cultivar transgénicos. Ese efecto también se produce si sobreexplotamos el suelo con cultivos convencionales. Y para rematar, esta microbióloga se aventura a asegurar que un efecto que solo es su hipótesis y ni siquiera han demostrado será tan grave que las tierras no podrán recuperar los cultivos convencionales después. Qué curioso, los antitransgénicos suelen cuestionar que los transgénicos puedan tener efectos a largo plazo no encontrados tras décadas de su uso, diciendo que no hay estudios a largo plazo lo bastante largos y fiables; pero en cambio esta mujer nos puede decir qué pasará a largo plazo no solo sin estudios a largo plazo de ese efecto, sino sin siquiera haber demostrado aún que exista tal efecto. Valientes palabras, no cabe duda. Aguardo con expectación a que publique sus resultados.

Repitiendo las cosas hasta que parezcan verdad

Por si acaso no nos había quedado claro cuando lo dijo por primera vez, Gabriela insiste en que los monocultivos de soja transgénica, por el tipo de prácticas que requieren, no se pueden hacer en pequeñas extensiones, y que eso es lo que desplaza a los pequeños agricultores. Ya lo dije antes y lo repetiré: el tipo de prácticas dependen de decisiones de gestión, no de si el organismo cultivado ha sido modificado genéticamente o no. Usar esto para culpar a los OGM de desplazar a pequeños agricultores es mentir, simple y llanamente.

Otro argumento, de carácter económico y de mercado, es el que planteó esta activista sobre las malas prácticas de las empresas que venden semillas transgénicas y también convencionales, y que cuando quieren que en una zona se compren las transgénicas restringen la oferta de las semillas convencionales. Vale, si hacen eso, acepto que es una jugada sucia, pero ¿qué culpa tienen los transgénicos de eso? Si las empresas hiciesen lo contrario, y restringiesen la venta de transgénicos para forzar a comprar semillas convencionales, ¿tendrían la culpa las semillas convencionales de eso? Lo que me asombra es que estos activistas se quejan de que los agricultores no tengan libertad de elección, y la solución que proponen es prohibir los transgénicos, para que todos los agricultores tengan que comprar sí o sí semillas convencionales. ¿En qué mundo eso es defender la libertad de elección de los agricultores? Si las empresas hacen eso, lo que hay que hacer es aprobar leyes para controlar las acciones de las empresas. Y también podemos invertir en desarrollar OGM desde instituciones públicas como universidades, como de hecho ya se hace, para que no todo el mercado de transgénicos lo controlen las empresas privadas, que es lo que sucederá si nos negamos a contribuir al desarrollo de OGM como pretenden muchos activistas.

De falacia en falacia, y tiro porque me toca

Llegados a este punto, el locutor llevaba un tiempo sin soltar ninguna falacia, y no pudo contenerse al preguntar que si los OGM son tan buenos, entonces por qué la Unión Europea permite a sus estados prohibirlos, y que por qué hay presiones gubernamentales para apoyarlos. Mulet ya le corrigió sobre lo que se permite en realidad, y explicó que todo eso es una cuestión de intereses de mercado. Los que quieren prohibirlos, es solo porque no han invertido en ellos y temen que sus productos nacionales no se vendan si tienen que competir con los transgénicos que vienen de fuera; y las presiones gubernamentales vienen porque es un sector estratégico en muchos sentidos. El mismo tipo de argumento que nos plantea este locutor lo podríamos aplicar a las vacunas: Si las vacunas son tan buenas, entonces ¿por qué el Estado deja a los padres que elijan no vacunar a sus hijos? ¿Y por qué hay presiones políticas para convencer a la gente de vacunar a sus hijos? Vaya, a ver si lo de las vacunas es otra conspiración… y pensando así, es como luego pasa lo que pasa, como el niño que trágicamente murió en Olot hace poco porque sus padres no lo vacunaron. Este es el riesgo de meter miedo irracional contra técnicas desarrolladas por la ciencia.

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Los perversos gobiernos, conspirando sobre cómo obligar a la gente a comer transgénicos. (Fuente: la imaginación de los antitransgénicos)

Ya casi acabando el programa, Gabriela nos aclara que ella solo tiene formación científica, pero que no trabaja como investigadora. Algo que hemos podido intuir. Me pregunto por qué cuando hacen estos programas, para enfrentar a dos partes llevan a alguien que se dedica profesionalmente al tema (como Mulet), y enfrente a alguien que solo estudió algo de ciencia y luego se buscó la vida metiendo jaleo por activismos irracionales. Supongo que esto es una buena muestra de quién forma cada bando de opinión en la sociedad. Cuando alguien quiera hacer un programa serio de verdad, donde se discuta con argumentos sólidos, convendría invitar a profesionales, si es que encuentran alguno decente que se oponga a los transgénicos (el ingeniero que llevaron no cuenta, sus aportaciones fueron aún más ridículas que las de Gabriela). Desde luego, no parece que consigan encontrar a nadie que pueda enfrentarse dialécticamente a J. M. Mulet. Y es que «el que mide, sabe, y el que no, opina«.

Pero antes del final, Gabriela nos dice que los mecanismos de evaluación de riesgos son deficientes, y que faltan estudios postcomercialización que demuestren que no ha habido ningún efecto. No sé a qué considerará ella una evaluación suficiente, porque los alimentos con OGM superan controles mucho más estrictos que cualquier otro alimento. Tampoco hay ningún motivo científico para pensar que comerse un organismo con algún gen insertado vaya a suponer una diferencia respecto al organismo convencional; una vez ingerido, el ADN se degrada por igual.

Una solución que nos propone es que se hagan estudios epidemiológicos en la población, separando a los que consumen OGM de los que no, a ver si hay efectos. Es curioso, porque en el debate por correo que enlacé antes ella misma se queja de que invertir en transgénicos es perder dinero, pero ahora nos dice aquí que habría que gastar aún más dinero en realizar estudios a gran escala. Estudios que por supuesto, solo aceptará si dicen lo que ella quiere oír, porque si resultan en que no se observa ningún efecto, igual que todos los estudios que ya se han hecho, replicará «es que no se hicieron lo bastante a largo plazo». A mí me gustaría que los antitransgénicos me aclaren alguna vez cuánto es un «largo plazo» suficiente para considerar algo seguro. ¿50 años, 100 años…? Y mientras tanto, ¿dejamos parado este recurso sin hacer uso de él? ¿Os imagináis si el día que se descubrió la penicilina se hubiesen negado a usarla hasta que no hubiese estudios a largo plazo, la de gente que habría muerto mientras los temerosos de los avances científicos daban el visto bueno? Que la penicilina tampoco era 100% segura, y de hecho sus consecuencias negativas ha tenido, pero aun así, es de locos pensar en que habría sido mejor prohibirla.

Respecto a por qué en EEUU las asociaciones ecologistas no piden la prohibición de los transgénicos, detalle bien señalado por Mulet, Gabriela nos explica que como están muy ocupados pidiendo que se etiqueten los alimentos con OGM, no tienen tiempo para pedir su prohibición. No sé hasta qué punto esos activistas serán tan monotarea que sean incapaces de pedir dos cosas relacionadas al mismo tiempo. Es decir, yo podría, otra cosa sería que no pudiese dedicar el mismo esfuerzo a dos cosas, pero qué menos que pedirlo si realmente estoy convencido de que algo es necesario… pero ellos no lo piden. Y sobre etiquetar los alimentos OGM, ya que estamos, no me parece mal que la gente sepa lo que se come, pero es un dato que se podría poner en Internet, en las páginas de las empresas que produzcan esos alimentos. Poner ese dato en la etiqueta es tan innecesario como poner el nombre del camionero que transportó los productos hasta el mercado. Y la parte negativa es que, habiendo tantísimas organizaciones metiendo miedo a la población a base de mentiras y temores infundados, poner algo sobre lo que se está creando miedo es también una jugada sucia, tal como las que le reprochan a Monsanto. Sería como si la Iglesia Católica metiese miedo a sus fieles sobre que beber agua embotellada no bendita es peligroso, y luego pidiesen que se etiquete las botellas de agua para saber si está bendita o no. La población tiene derecho a saber lo que toma, pero sobre todo tiene derecho a recibir información veraz y contrastada sobre lo que supone realmente un peligro. Si los activistas antitransgénicos no son capaces de respetar el derecho de la población a ser bien informada, no son quienes para pedir que se les faciliten datos sobre los que ellos mismos hayan creado confusión.

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¡Mira, un transgénico sin etiquetar!

El único argumento que me parece mínimamente sensato es el mencionó al final sobre que los estudios habría que hacerlos con animales durante más tiempo, no solo con ratas durante 3 meses. Aunque visto lo visto, no sé si puedo fiarme sobre que ella sepa realmente cómo son todos los estudios que se hacen; hasta ahora muy fiables no han sido sus palabras. Pero si esto es cierto, claro, ningún problema en darle la razón con que cuanto más rigurosos sean los estudios, mejor. Ahora bien, la conclusión de eso sigue siendo que hay que invertir más en investigación, no que haya que prohibir los transgénicos. Así que el tiro le sigue saliendo por la culata.

Unos apuntes finales

Para complementar a lo anterior, en el debate por correo (vuelvo a poner el enlace aquí), Gabriela dice algunas cosas más que son erróneas. En ese mismo debate le han replicado muy bien y le han explicado sus errores, pero yo quiero resaltar algunos en particular.

Para empezar, dice que la agricultura campesina es la más productiva en cuanto a kg por metro cuadrado. Si con campesina se refiere a los huertos tradicionales de pequeño tamaño gestionados también de manera tradicional, es absurdo plantear que sean los más productivos. Ella misma reconoce que la agricultura industrial es más productiva en cuanto a kg por trabajador, pero que no lo es en cuanto a la energía invertida. O sea que la agricultura campesina, como ella dice, requiere mucha más mano de obra, pero en cambio es barata en energía empleada (como si los trabajadores no empleasen energía para trabajar). Por no hablar del hecho de que la agricultura es, por definición, una técnica de manipulación del terreno para aumentar su productividad, respecto a lo que supone ser recolectores de vegetación natural. Y en esto hay un compromiso (o correlación negativa) entre naturalidad y productividad. Cuanto más natural intentemos mantener el cultivo, menos productivo será. No se puede tener todo, mejorar en algunos aspectos supone perder ventaja en otros, es una realidad natural. Así que es absurdo que ella nos plantee que hay un modo de agricultura que maximiza todas las ventajas al mismo tiempo.

Por otro lado, copio esta frase tal como la escribió ella:

«Nunca he visto a nadie proponer un modelo de producción agroecológica que incorpore la utilización de transgénicos, y no se me ocurre cómo podría funcionar.»

De nuevo, menos mal que esta chica estudió biotecnología, porque si no… para usar transgénicos en cualquier tipo de agricultura, solo tienes que coger al organismo y plantarlo, gestionándolo como corresponda al tipo de agricultura que quieras desarrollar. No supone ninguna diferencia que sea OGM o no, a la hora de decidir cómo cultivarlo. Otra cosa es que todos los que se pongan a producir cultivos agroecológicos tengan miedo de usar transgénicos, o no los usen porque la normativa de etiquetado de productos ecológicos discrimina a los transgénicos, pero por poder, podría funcionar perfectamente.

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Uno de los últimos recursos de los antitransgénicos es aludir al principio de precaución, que mal entendido es como decir que hagamos lo que hagamos para comprobar que los transgénicos no son peligrosos, como no existe nada que sea al 100% seguro, entonces no deberíamos usarlos. Es decir, si tenemos una seguridad al 99’99%, por principio de precaución habría que dar más peso a ese 0’01% que a la opción más razonable. Con este argumento, deberíamos rechazar usar cinturones de seguridad en los coches, cascos en las bicicletas, preservativos, y ya puestos, nos podríamos poner gorros de papel albal para protegernos del control mental alienígena, que tampoco ha sido refutado al 100%, así que por principio de precaución…

Y finalmente, un argumento que aún no he refutado y que suelen esgrimir los antitransgénicos es que no se puede garantizar que un OGM cultivado no pueda intercambiar genes con plantas «no transgénicas». Pero el motivo por el que eso es así, es porque ese proceso de intercambio de genes es un proceso totalmente natural que tiene lugar en los ecosistemas constantemente (y como dije al principio, ya lo expliqué en detalle en esta publicación). Lo que sí se puede garantizar es que los transgénicos testados y aprobados son lo bastante fiables como para que no haya mayor riesgo de que intercambien genes respecto al «riesgo» que existe entre plantas no modificadas.

P.D.: No me culpéis de dejar en ridículo a quienes intentan engañar a la gente. Se dejan en ridículo ellos solos por hablar sin reflexionar.

Así que, en resumen, todos los argumentos antitransgénicos se basan o bien en la ignorancia, o en el miedo al progreso científico, o en falacias que atribuyen a los transgénicos la culpa de cosas que o son falsas, o si son ciertas se deben a otras causas diferentes. Explicado esto, espero que las personas sensatas no se dejen intimidar por quienes quieren infundir miedo irracional. Y ya podéis dormir tranquilos en Halloween, sabiendo que la paz mundial no está amenazada por el uso de transgénicos.

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16 comentarios sobre “Críticas a los transgénicos por motivos socioeconómicos

  1. Espero haya leído el último artículo publicado en NYTimes. Dicho lo cual, los transgénicos están acelerando la acumulación de capital para un beneficio que está siendo cuestionado, al menos, desde las expectativas que los protransgénicos preveían. Por lo tanto la suma total de beneficio atendiendo a las variaciones económicas que está produciendo es negativa. Fuera de magufadas, la lucha contra los transgénicos es, actualemente, una lucha contra el gran capital. A no ser, claro, que se piense que en los próximos años Bayer, recién adquisidora de Monsanto, vaya a tener una función pública bajo algún tipo de gobierno progre. El aquí y el ahora hace que quemar las plantaciones de transgénicos y luchar contra esas empresas sea, sin duda, un paso adelante en la resistencia de los estratos populares del campesinado.

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    1. ¿Y qué consideración merecen los transgénicos desarrollados por organismos públicos? La lucha contra los transgénicos es una lucha contra el progreso del conocimiento y de la tecnología. Si se quiere luchar contra las injusticias del sistema económico, hay que atacar a sus causas, no a una mera herramienta que se usa como cualquier otra. ¿O acaso considerarías razonable atacar las vacunas? Porque las grandes farmacéuticas también hacen negocios multimillonarios con las vacunas (muchísimo mayores que los de los transgénicos). ¿Por qué ese doble rasero? Suena a incoherencia y a excusa.

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  2. Si quiere ejemplos: las autovías. Un, en principio, avance, cuyas consecuencias fueron deslocalizar, aún más, barriadas populares, donde la mano de obra empezó a poder ser facilmente trasladada de un lugar a otro, creando un desarraigo absoluto (gente trabajando a decenas de km de sus casas) y algunos pueblos totalmente invalidados por este desarrollismo al ser diseccionados en dos. Hay un documental de los 70 de Galicia muy interesante sobre esto.

    Otro ejemplo puede ser las torres de alta tensión. Un, objetivamente, avance tecnológico, pero cuyo objetivo y principales destinatarios es el capital, las fábricas, no los hogares, por lo que el beneficiado no es el pueblo si no los capitalistas que gracias a un mayor consumo de energía pueden seguir produciendo (en exceso).

    Y Mullet estoy harto de escucharlo en charlas con la facilidad que comete falacias ad hominem. Es el Eduardo Inda de la ciencia: «uy, no está a favor de los transgénicos, eso es porque es un magufo, hippie, que toma homeopatía jeje ya me gané al público, soy un crack»

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    1. Sobre todos esos otros temas responderé, citando a Michael Ende: «pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.»
      Si se quiere argumentar que los transgénicos son malos, hay que aportar razonamientos sobre los propios transgénicos. Hablar de cosas que por cambiar resultaron (según su juicio) malas, no es lo que se dice un argumento muy sólido. Parece plantear la conclusión de que es mejor no progresar por si acaso resulta mal, y con esa mentalidad, no habríamos llegado a usar nunca la rueda ni el fuego.
      Respecto a Mulet, se parece a Eduardo Inda lo que se parecen un libro a una piedra, o sea nada. El estilo de debatir de Mulet puede no agradar a algunos (especialmente a aquellos que se ven «heridos» en sus ideas por sus argumentos), pero sabe de lo que habla y lo explica correctamente, transmitiendo conocimientos. Inda no es más que un perro de presa del PP, que se dedica a soltar mentiras y burradas para calumniar a los rivales políticos de sus amos. Lo dicho, nada que ver.

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  3. Y en cuanto al principio de precaución se trataría de tener en cuenta las implicaciones a largo plazo del cultivo masficado de trasngénicos en el medio natural. El largo plazo, por mucho que joda a los científicos y a su vanidad, no puede ser entendido en la medida temporal que rige nuestro calendario biológico como humanos. Intentar mostrar la seguridad de los transgénicos en estudios o seguimientos de 10, 15 o 30 años es cómo intentar entender el cambio climático a través del tiempo que dan en el telediario a 4 días vista

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    1. ¿Y qué método sugieres para poder entender eso, si no es la ciencia? Porque quitando a la ciencia, lo único que nos habla del futuro es la superchería mágica: tarot, astrología… es decir, mentiras baratas. Si se quiere saber algo de manera fiable, «por mucho que joda» a los que no entienden la ciencia, la única manera es a través del conocimiento científico. Y cuando hay un consenso mayoritario abrumador en la comunidad científica sobre la importancia y la seguridad de los transgénicos, ¿por qué motivo habría de ser más fiable el temor carente de pruebas de los que no entienden de ciencia?
      La ciencia también se usa para entender y predecir el cambio climático (que a propósito, es justo mi especialidad), y del mismo modo, hay un consenso enorme entre los científicos sobre la realidad y las causas antropogénicas del cambio climático.
      Resulta llamativo que ciertas asociaciones ecologistas se apoyan en nosotros (los científicos) para defender la importancia del cambio climático, pero luego cuando les advertimos de la importancia de apoyar los transgénicos nos dicen que somos corruptos, que no entendemos la realidad del mundo, o que no somos de fiar. Justo lo mismo que dicen los negacionistas del cambio climático. Así que de nuevo, ¿a qué se debe ese doble rasero?

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  4. Y sin embargo, y a pesar de todos tus argumentos, en ivoox (enlace del programa) los comentaristas critican todos a Mulet. En algo se está fallando en la comunicación o no hay nada que hacer, más que perseverar en la discusión, pero ¿a quién se convence?

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    1. Ciertamente, hay mucho comentario en ivoox de gente que, a todas luces, tiene sus ideas fijas sobre lo que es bueno o malo, y solo aceptará que la ciencia le dé la razón, nunca que se la quite. Es curioso que pidan a la ciencia ser crítica quienes no son capaces de serlo consigo mismos.
      Y no hay más que ver comentarios como el de Pabloarabia (del 17/03/16 a las 22:23h), pidiendo que también hablen de las extrañas fumigaciones del cielo (es decir, se refiere a los chemtrails o estelas químicas). Está claro que los convencidos del peligro de los transgénicos militan en las líneas de la magufería conspiranoica.

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